Hasta la noche del miércoles en Santiago del Estero, Clever Ferreira era apenas un nombre nuevo en la lista de refuerzos de Atlético Tucumán. Un defensor paraguayo con potencia, pero sin experiencia en el fútbol argentino. En 90 minutos, y contra Boca Juniors, escribió su propio capítulo. Anotó el primer gol profesional de su carrera, abrió el camino hacia la victoria por 2 a 1 y provocó un cimbronazo en la Copa Argentina. Su tanto no sólo eliminó al “Xeneize”, sino que también encendió su historia en el fútbol nuestro de cada día.
A los 22 años, Ferreira vivió una noche consagratoria. Se plantó con firmeza en defensa, disputó cada pelota como si fuera la última y selló una actuación inolvidable, que incluyó un gol que desató la locura de los fanáticos “decanos” que habían viajado a la vecina provincia. Desde Ypané, su pueblo natal en Paraguay, hasta el Madre de Ciudades, el salto fue tan alto como emocionante.
“Me siento muy bien, gracias a Dios que ayer nos salió todo bien”, reconoció Ferreira, en diálogo con “Fuerte al Medio”, la propuesta deportiva de LG Play. Aún con la adrenalina a flor de piel, el defensor brindó más detalles de su rol consagratorio. “Pude adaptarme muy rápido al fútbol argentino”, agregó, sabiendo que su actuación había comenzado a conquistar al hincha.
En ese sentido, el planteo táctico de Lucas Pusineri fue clave. Una línea de cinco en el fondo, volantes cerrados y un bloque compacto para dejar sin caminos a Boca.
Claro; Clever fue uno de los intérpretes perfectos. “Sí; se dio lo que el ‘profe’ había planeado: replegar atrás, hacer tres contra dos, y cuando teníamos la pelota o cuando tuviéramos una oportunidad, aprovecharla al máximo. Y bueno, nos salió todo perfecto”, explicó con alegría sobre la estrategia que terminó dándole la clasificación al conjunto de 25 de Mayo y Chile.
Pero el momento más inolvidable de la noche llegó cuando la pelota quedó boyando dentro del área y él, sin pensarlo dos veces, la mandó a guardar. “Fue una jugada que se ensucia ahí porque ‘Lea’ (Díaz) se va y pelea con dos… y me queda ahí. Encima no veo el arco, pateo nomás”, relató con sinceridad. “Mis compañeros me decían que le pateé de punta. Yo les decía que abrí el pie, pero me jodían por eso. Igual… fue gol, y eso es lo que vale”, agregó, entre risas.
Curiosamente, ese tanto fue el primero de su carrera profesional. Y no se dio contra cualquier rival; sino contra Boca, uno de los grandes de nuestro fútbol.
En un estadio mundialista, con miles de hinchas en las tribunas... “Me representa algo muy grande, algo que nadie se imagina… es algo único que todo jugador quiere: jugar este tipo de partidos, y más aún contra Boca, que es un grande de la Argentina”, expresó el defensor, que lleva 180 jugados en el torneo Clausura.
Pero, la emoción no fue sólo suya. Su familia, desde Paraguay, vivió la noche con la misma intensidad. “Todo el barrio estaba viendo el partido. Y me contaron que cuando metí el gol empezaron a gritar como locos. Grabaron todo y me enviaron los videos. Estaban muy felices porque era mi primer gol como profesional, y más aún por habérselo hecho a Boca”, contó, con una sonrisa que traspasaba la pantalla.
Aunque llegó como una apuesta, su rendimiento fue indiscutible. Según el sitio de estadísticas web Sofascore, en el partido jugó los 90 minutos, ganó tres de seis duelos en el suelo, uno de dos en el juego aéreo, hizo nueve despejes, una intercepción y tuvo 40 toques. Perdió 10 posesiones, cometió una falta y recibió dos. Además, acertó 12 de 19 pases (63 %) y tres de siete envíos largos. Todo sin dejar dudas. Fue firme atrás, correcto con la pelota en los pies y letal en la única oportunidad que tuvo en el área rival.
“El grupo está muy bien; físicamente todos están para pelear el puesto. Nadie se relaja porque te relajás y perdés el lugar. Vamos a seguir por este camino porque el torneo es largo”, aseguró Ferreira sobre un plantel que va por más y que ahora le apunta al duelo del lunes contra Deportivo Riestra en Bajo Flores.
De compartir auto con Lautaro Godoy al consejo de "Tucu" Salazar
Lo cierto; es que detrás de ese buen presente también hay una historia de humildad. Vive en Tucumán y suele volver a casa, luego de cada entrenamiento, en el auto de Lautaro Godoy. “Me suelo ir con ‘Lauti’ después de cada práctica. Me meto en el auto por caradura nomás, aunque no haya lugar”, dijo entre carcajadas. En el mismo tono, contó que fue el tucumano Víctor Salazar (ex Olimpia y San Lorenzo) quien más lo orientó al llegar a la provincia. “Me habló mucho de cómo era la provincia, cómo era la gente, y todo… Por suerte no necesité nada más porque el club me dio todo, pero igualmente se lo agradezco mucho”.
Más allá de esa charla con “Tucu” antes de venir, Ferreira ya seguía el fútbol argentino. Le atraía la pasión de los hinchas y el estilo aguerrido del ascenso. “Solía ver mucho la Primera Nacional porque se juega con mucha garra. Y lo que más me impactó fue el fanatismo: acá te va mal y la gente igual va a apoyarte. Allá, en Paraguay, solamente llenan los estadios si el equipo está bien en la tabla de posiciones”, analizó.
Por lo pronto, su gol no sólo fue celebrado en Tucumán. También lo ubicó en el centro de la escena nacional. Aunque evita el ruido mediático, no niega que lo entusiasma. “No me gusta tanto eso, pero sabía que estos momentos podían pasar… Ahora hay que aprovecharlos”, reflexionó con una sonrisa amplia.
Con ese panorama, el sueño que lo trajo al país también sigue intacto: la Selección paraguaya. “Todo jugador sueña con eso. Vine porque el fútbol argentino porque es muy competitivo. Se ve mucho y me puede ayudar en mi carrera profesional. Estoy muy feliz por el gol, y más si me acerca a una convocatoria”, cerró.
En apenas una noche, Ferreira dejó de ser un nombre desconocido para convertirse en protagonista. Dejó atrás el anonimato, se metió en el corazón del hincha “decano” y se ganó el respeto del fútbol argentino. Con humildad, convicción y carácter.